Las FARC ganan con el sí, también
ganarán con el no. De hecho, sin el sí y sin el no, ya han ganado.
Por: Luis Carlos Pulgarín Ceballos
Aquí hay una paradoja: con el Sí ganan las FARC, con el No, también ganan. Diferencia de entrada: con el Sí ganan las FARC y también gana la sociedad colombiana. Con el NO ganan
las FARC y los amigos del NO, esa parte enferma de nuestra sociedad que vive de
la psicopatía de la guerra, y perdemos las mayorías de colombianos que queremos
avanzar en la construcción de un nuevo país.
Desenredemos la pita: estoy seguro que por su extracción las
FARC podrían seguir otros 50 años en las montañas. Pero fuera de eso, ahora lo
harían en condiciones menos adversas que las que han tenido en los últimos 15
años. A diferencia del frustrado proceso de diálogos en el gobierno del
apátrida Andrés Pastrana, las FARC han permanecido en la mesa de diálogos y se
sostienen expectantes de los resultados del plebiscito, es decir, esta vez no
hay silla vacía. El mundo entero sabe esto último y lo ha aplaudido, ya hemos
visto como se han esmerado presidentes de cientos de países y hasta los
principales representantes de la ONU por
hacerse presente en cada una de las acciones de avance y firmas parciales de
acuerdos. Como si fuera poco, las FARC se han legitimado a los ojos del mundo
entero como un grupo rebelde con principios ideológicos. Ya empezaron a salir
de las listas de terroristas en que las tenían desde hace más de una década. Uribe
está dolido, y eso se entiende, su principal triunfo, cuando estuvo en la
presidencia gracias a la compra de la presidencia con platas del criminal
narcoparamilitarismo, fue precisamente meter a las FARC en las listas de
Terroristas del Mundo, ganarle en la diplomacia internacional a la guerrilla y
lograr su rechazo en el mundo entero.
Las FARC se demoraron, pero en estos 4
últimos años lograron recuperar el honor internacional perdido. Si ganare el NO,
los países del mundo interpretarían que no fueron las FARC las que dejaron la
silla vacía, que fue la sociedad Colombiana la que les hizo el desplante, no lo
entenderían, de hecho ante la campaña del NO hoy se preguntan cómo es que un
sector de la sociedad colombiana quiere que la guerra se perpetúe.
Si lo interpretamos de esta manera, entenderemos entonces
que al ganar el NO y perpetuarse la guerra, las FARC tendrían un doloroso
triunfo: volverían a la guerra a la cual ya han renunciado, pero fortalecidas a
nivel internacional y también en amplios sectores de la misma sociedad
colombiana que las verían ahora desde otra perspectiva. Ganarían también los
sectores uribistas que han estado sembrando la discordia, el rencor y el odio a
conveniencia de sus interese de clase y seguirían lucrándose de la guerra,
además de seguir ocultando sus culpabilidades mayúsculas en el desastre
humanitario que vive Colombia. Y lógico, perdería la sociedad colombiana que
tendría que seguir a merced del miedo y la incertidumbre de la violencia armada
y, que sobretodo, vería como se siguen invirtiéndose billones y billones de pesos en armas y
recompensas por matarnos entre colombianos, en lugar de invertirse en compra de
lápices, cuadernos, libros, herramientas para el trabajo, puestos de salud, en fin, en lugar de hacerse
inversión social para superar la inequidad social que ha sido, en parte, la
gasolina de esta misma guerra.
Si gana el Sí, sobra repetir que ganamos todos, al menos las
mayorías que queremos un país más digno, civilizado, capaz de resolver sus
conflictos por fuera de la violencia, democrático y con amplia justicia social
para heredárselo a las nuevas generaciones. En nuestras manos está la decisión
trascendental del país que soñamos. Por mi parte votaré sí, que ganen las FARC,
pero que también ganemos la mayoría de colombianos que queremos la paz, estoy
seguro que en un futuro muy cercano, el día de mañana, los hijos y nietos de
quienes hoy gritan NO, nos lo van a agradecer, ellos -al contrario de sus
padres- entenderán lo que significa recibir en herencia un país diferente al
que heredamos nosotros. Aunque suene redundante, como han dicho por ahí: Votaré
SÍ, para que los del NO, tengan derecho a vivir en un país en paz. He dicho.
El pueblo colombiano necesita de una nueva oportunidad de vivir en paz y con dignidad
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