viernes, 30 de septiembre de 2016

Editorial: Las FARC ganan con el sí, también ganarán con el no. De hecho, sin el sí y sin el no, ya han ganado.



 
Las FARC ganan con el sí, también ganarán con el no. De hecho, sin el sí y sin el no, ya han ganado.

Por: Luis Carlos Pulgarín Ceballos


Aquí hay una paradoja: con el Sí ganan las FARC, con  el No, también ganan. Diferencia de entrada: con el Sí ganan las FARC y también gana la sociedad colombiana. Con el NO ganan las FARC y los amigos del NO, esa parte enferma de nuestra sociedad que vive de la psicopatía de la guerra, y perdemos las mayorías de colombianos que queremos avanzar en la construcción de un nuevo país.
 
Desenredemos la pita: estoy seguro que por su extracción las FARC podrían seguir otros 50 años en las montañas. Pero fuera de eso, ahora lo harían en condiciones menos adversas que las que han tenido en los últimos 15 años. A diferencia del frustrado proceso de diálogos en el gobierno del apátrida Andrés Pastrana, las FARC han permanecido en la mesa de diálogos y se sostienen expectantes de los resultados del plebiscito, es decir, esta vez no hay silla vacía. El mundo entero sabe esto último y lo ha aplaudido, ya hemos visto como se han esmerado presidentes de cientos de países y hasta los principales representantes de la ONU por hacerse presente en cada una de las acciones de avance y firmas parciales de acuerdos. Como si fuera poco, las FARC se han legitimado a los ojos del mundo entero como un grupo rebelde con principios ideológicos. Ya empezaron a salir de las listas de terroristas en que las tenían desde hace más de una década. Uribe está dolido, y eso se entiende, su principal triunfo, cuando estuvo en la presidencia gracias a la compra de la presidencia con platas del criminal narcoparamilitarismo, fue precisamente meter a las FARC en las listas de Terroristas del Mundo, ganarle en la diplomacia internacional a la guerrilla y lograr su rechazo en el mundo entero. 

Las FARC se demoraron, pero en estos 4 últimos años lograron recuperar el honor internacional perdido. Si ganare el NO, los países del mundo interpretarían que no fueron las FARC las que dejaron la silla vacía, que fue la sociedad Colombiana la que les hizo el desplante, no lo entenderían, de hecho ante la campaña del NO hoy se preguntan cómo es que un sector de la sociedad colombiana quiere que la guerra se perpetúe. 

Si lo interpretamos de esta manera, entenderemos entonces que al ganar el NO y perpetuarse la guerra, las FARC tendrían un doloroso triunfo: volverían a la guerra a la cual ya han renunciado, pero fortalecidas a nivel internacional y también en amplios sectores de la misma sociedad colombiana que las verían ahora desde otra perspectiva. Ganarían también los sectores uribistas que han estado sembrando la discordia, el rencor y el odio a conveniencia de sus interese de clase y seguirían lucrándose de la guerra, además de seguir ocultando sus culpabilidades mayúsculas en el desastre humanitario que vive Colombia. Y lógico, perdería la sociedad colombiana que tendría que seguir a merced del miedo y la incertidumbre de la violencia armada y, que sobretodo, vería como se siguen invirtiéndose  billones y billones de pesos en armas y recompensas por matarnos entre colombianos, en lugar de invertirse en compra de lápices, cuadernos, libros, herramientas para el trabajo,  puestos de salud, en fin, en lugar de hacerse inversión social para superar la inequidad social que ha sido, en parte, la gasolina de esta misma guerra.

Si gana el Sí, sobra repetir que ganamos todos, al menos las mayorías que queremos un país más digno, civilizado, capaz de resolver sus conflictos por fuera de la violencia, democrático y con amplia justicia social para heredárselo a las nuevas generaciones. En nuestras manos está la decisión trascendental del país que soñamos. Por mi parte votaré sí, que ganen las FARC, pero que también ganemos la mayoría de colombianos que queremos la paz, estoy seguro que en un futuro muy cercano, el día de mañana, los hijos y nietos de quienes hoy gritan NO, nos lo van a agradecer, ellos -al contrario de sus padres- entenderán lo que significa recibir en herencia un país diferente al que heredamos nosotros. Aunque suene redundante, como han dicho por ahí: Votaré SÍ, para que los del NO, tengan derecho a vivir en un país en paz. He dicho.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Expediente Alvaro Uribe Vélez, en espera de justicia

EXPEDIENTE ALVARO URIBE VÉLEZ, EN ESPERA DE JUSTICIA

(Publicado originalmente como "El por qué del NO de Alvaro Uribe Vélez al plebiscito de Paz")

Por: Luis Carlos Pulgarín Ceballos.



Actualmente (agosto de 2020), la Corte suprema de Justicia, enfrenta la decisión de qué hacer con el ex presidente y senador Uribe Vélez, por la compra de testigos a través de su abogado Diego Cadena (en proceso judicial y ya con orden de cárcel domiciliaria, en un principio), para saltarse la justicia y lograr salir en limpio de todas las evidencias que lo vinculan con mafias narco paramilitares y clanes criminales como el de Pablo Escobar, entre otros. 

El proceso de Uribe Vélez no debe quedarse solo en un proceso jurídico por soborno a testigos para enlodar la imagen del senador Iván Cepeda, debe integrarse a la larga lista de indicios  que demostrarían el proyecto criminal de "El Matarife" Uribe Vélez (como lo ha denominado el periodista Gonzalo Gillén, con justa razón), y su entorno político reunido en el Centro Democrático.

Las siguientes líneas publicadas por mí, en el año 2016, son de una contundente vigencia... por ello insisto en esta publicación:


HILANDO FINO

Foto: Internet
El ladrón juzga por su condición: Uribe Vélez habla con mucha propiedad de cómo las FARC comprarían la presidencia con las platas ilícitas de la guerra, él sabe muy bien cómo se hace, tiene la experiencia: las platas del crimen narcoparamilitar compraron sus 2 periodos presidenciales.



Son más o menos las cinco de la tarde, de un lunes sombreado, con augurio de una lluvia que finalmente no hará presencia en el municipio de Ituango. Estamos en una cafetería cerca del parque principal del pueblo, frente a la sede de la Asociación Campesina la cual me asesora en mi propósito de llegar al corregimiento de El Aro donde en 1997 se cometió una de las masacres más atroces por parte del paramilitarismo, entre otros motivos porque este corregimiento era punto estratégico para la toma del Nudo del Paramillo donde Carlos Castaño había prometido tomarse un tinto, descansando en una hamaca, después de sacar la guerrilla. 

-         - Soy del Salgar, ¿le suena el nombre?, me comenta mi interlocutor, en medio de la charla un poco dispersa que tenemos.
-         -   Sí, un municipio de aquí de Antioquia, le respondo.
-         -   La tierra de la familia Uribe Vélez, con  Álvaro fuimos al mismo colegio, y lo conocí de jóvenes, cuando su papá, don Alberto, era apenas un simple jornalero, un capataz, sin un peso donde caerse muerto, de un momento a otro apareció con finca y con finos caballos después de que no tenía ni para comprarse la alforja para una mula… 
 
No sólo lo dice mi interlocutor de esta tarde y quienes conocen de las relaciones de los Uribe Vélez con la mafia de los Ochoa del Cartel de Medellín. De los orígenes oscuros sobre la fortuna de los Uribe Vélez, también habló el periodista y poeta Fernando Garavito quién documentó el libro El señor de las sombras, autobiografía no autorizada por Álvaro Uribe Vélez (Página 35, donde habla de cómo de la noche a la mañana, cansado de las deudas y de correrle a sus acreedores, apareció –don Alberto Uribe- como el nuevo rico de El Poblado, dueño de caballos, fincas y hasta un helicóptero como medio de transporte. 


                                                                                   
                                                                                                                                                      
                                                                             En la foto: Alberto Sierra Uribe, padre de Álvaro Uribe Vélez con Alias el   
                                                                             Méxicano, uno de los más sanguinarios narcotraficantes de Colombia. esta 
                                                                      foto causó trinos y polémica desde Uribe, quien en todo caso termino sin  
                                                                      desmentir que el de la foto sea su padre:. 
                      fuente: http://www.olapolitica.com/content/%C2%BFes-el-pap%C3%A1-de-%C3%A1lvaro-uribe-el-de-la-foto


De este tema también nos habla el periodista e investigador Fabio Castillo en el libro Los Jinetes de la Cocaína, donde  documenta cómo el señor Alberto Uribe Sierra, padre de Álvaro, fue capturado por narcotráfico y puesto a disposición de las autoridades para proceso de extradición. Qué paso en aquella ocasión: al parecer sus vínculos con el poder de las mafias de Medellín y las influencias que ya ostentaba su propio hijo Álvaro lograron comprar (tal vez sobornar) su libertad y, de una vez, mandar a la basura los expedientes que lo vincularían con los negocios non santos del clan de los Ochoa, cómplices de Pablo Escobar.   

En 1980 ¿asesinan director de Aeronáutica Civil para poner a Álvaro Uribe Vélez?

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Luego vendría el extraño asesinato de Fernando Uribe Senior, director de la Aeronáutica Civil, quién a decir de algunos habría sido “asesinado por no aprobar las rutas a los narcos que sí autorizó su sucesor Álvaro Uribe Vélez”. Si lo vemos de esta manera, Uribe Senior era un estorbo para los intereses de narcotraficantes  colombianos muy cercanos a  la familia Uribe Vélez. Y sorpresa!: luego de asesinado Uribe Senior, Álvaro Uribe Vélez es nombrado director de la Aeronáutica Civil. En este 
sentido, el asesinato de Uribe Senior debió investigarse a la luz de los posibles vínculos del entorno mafioso de Álvaro Uribe Vélez quien fue, precisamente, su remplazo  y quien como tal le dio luz verde a las mafias colombianas para mandar polvo ventiado para los Estados Unidos y otros lugares del mundo.

Proyecto presidencial del narcotráfico y el paramilitarismo.

Es de suponerse que la cercanía y parentesco de Álvaro Uribe Vélez con los Ochoa, lo puso en relación con Pablo Escobar. Relación por la cual años después lo echarían de la Alcaldía de Medellín y posteriormente del Directorio Liberal de Antioquia en tiempos de Guerra Serna. No olvidemos también que a Virginia Vallejo, Pablo Escobar le habría augurado que “ese muchacho” (Álvaro Uribe Vélez), tenía futuro, que era presidenciable. Es decir, el proyecto de los narcotraficantes, de tener presidente, ya que el mismo Pablo Escobar no lo pudo ser, estaba decidido: sería Álvaro Uribe Vélez, el hijo de Alberto Uribe Sierra, cómplice de los Ochoa, miembros del Cartel de Medellín fundado por Escobar. 

En un congreso nacional de los paramilitares, en ese entonces (inicios de los años 90s) con Carlos Castaño al frente, se habrían puesto ese objetivo: tener el poder político de Colombia. Para ello se trazaron tres momentos: el de confrontación militar (que causó tantas muertes, masacres, barbarie); el de legitimación social (repoblar con testaferros y población afecta los territorios despojados a la población desplazada, comprar o poner alcaldes y concejales que le caminaran a sus proyectos, aliarse con gobernadores que les crearan “convivires” para legitimarlos, crear fundaciones criminales como Funpazcor, entre otros).

Y el tercer gran paso: acceder al poder político: desde el 2002 han tenido el 35% de miembros en el congreso; configurando el fenómeno de la parapolítica de la cual aún hay muchos herederos legislando de la mano del Centro Democrático. Como si fuera poco, tuvieron la presidencia durante 8 años. Ya lo ha confesado Mancuso, al igual que otros paramilitares: sin el poder del narcoparamilitarismo Uribe no hubiera llegado a la presidencia. Y él les pagó el favor: con un proceso mal denominado de justicia y paz, condenó a la impunidad los crímenes del narcoparimilitarismo que le resultaba afecto. Si no es por la presión de la comunidad internacional y de las altas Cortes de Justicia colombiana, a las cuales les declaró la guerra, el desastre habría sido mayor; tuvo que someter a ocho años de justicia a algunos comandantes del paramilitarismo con la promesa de rebaja de pena en la medida en que se comprometieran a contar ciertas verdades y reparar a las víctimas de su accionar criminal (cosas que nunca se cumplieron). De otro lado dejó libres -sin someter a ningún proceso penal- a más de 25 mil paramilitares. Y, estratégicamente, para liberarse de aquellos comandantes que estaban a disgusto con el proceso y que podrían empezar a revelar verdades sobre su presidente, los extraditó. Con esto último, la extradición de algunos narcoparamilitares, terminaba de congraciarse con el gobierno de Estados Unidos al cual le debía haberlo sacado de la lista Clinton de narcotraficantes investigados y perseguidos por la DEA. Para algo le tenía que servir haber llegado a la presidencia de Colombia.  

Asesinato de testigos clave. Como en las historias de capos norteamericanos, César Villegas y Pedro Juan Moreno, ex socios de Uribe Vélez, el paramilitar Villalba y una operaria del aeropuerto de Medellín, murieron por saber demasiado.

En la aeronáutica civil estuvo como subdirector a Cesar Villegas, a quien mantuvo viajando, seguramente para no tener obstáculos en el cumplimiento de sus compromisos con la mafia antioqueña. Con Cesar Villegas también aparecería vinculado Uribe Vélez en negocios no menos sospechosos. Hasta que en el año 2002, en medio de su primera campaña presidencial, Villegas decidió que iba a cantar verdades sobre Uribe. A Villegas lo asesinaron cuando se dirigía a la Embajada de Estados Unidos a documentar el proceso del narcotraficante No. 82 que era como tenían clasificado a Uribe en la lista Clinton o lista de narcotraficantes y enemigos de los Estados Unidos. Tal y como en el año 2005 mataron a Pedro Juan Moreno, ex secretario de gobierno de Uribe en su periodo como gobernados de Antioquia y su segundo a bordo en el proceso de creación de las famosas Convivir con las cuales se fortaleció el paramilitarismo paisa. Recordemos que Moreno Villa se había distanciado del todo poderoso presidente y había decidido publicar verdades sobre Uribe Vélez en la revista “La Otra Verdad”, además de que se perfilaba como seguro Senador de la República, desde donde le hubiera podido hacer mucho daño al proyecto de reelección presidencial en que estaba empecinado Uribe. A Villegas y a Moreno Vila los asesinaron tal y como han asesinado otros tantos testigos de la vida criminal de la familia Uribe, entre estos asesinatos está el de Francisco Villalba, paramilitar que había empezado a develar que la masacre del Aro (Ituango, 1977), había estado orquestada por los hermanos Santiago y Álvaro Uribe Vélez.

Sobre la muerte de Pedro Juan Moreno se habla de un accidente, pero no hay que hilar muy fino para llegar a la conclusión de que éste fue un accidente provocado: investigaciones del hecho develan que una funcionaria del aeropuerto, quien sería testigo de situaciones anormales en el lugar la noche antes del supuesto accidente y quien habría tenido una conversación telefónica con otra persona, comentando ciertos aspectos que se relacionarían con la alteración del estado del helicóptero en que Moreno a la zona de Urabá, fue asesinada antes de que la llamaran como testigo.

                                    






Santiago Uribe con miembros del Clan Ochoa (Foto: http://prensarural.org/spip/spip.php?article927)




El asesinato del abogado y político conservador, Jesús María Valle.

A las muertes anteriores, además de otras que se quedan por fuera de este corto documento,  hay que sumar la del abogado, político y defensor de derechos Humanos, ex concejal de Ituango por el partido conservador, Jesús María Valle Jaramillo, quien había denunciado a Alvaro Uribe Vélez como presunto autor intelectual de las masacres de la Granja y El Aro, en Ituango. Hay elementos de coincidencia que se deberían investigar muy bien en este crimen: para ese entonces Uribe como Gobernador de Antioquia había permitido desplegar todo un poder armado paralelo al paramilitarismo desde sus defendidas Cooperativas de Seguridad Privada “Convivir”, apéndice del mismo paramilitarismo y del mismo ejército en Brigadas como la XVII en Urabá y la IV en Medellín, además del poder criminal de Santiago Uribe Vélez  con sus “12 apóstoles”, incubado en Yarumal en límites con Valdivia e Ituango. Un simple silogismo nos llevaría a concluir que estos poderes asesinos estarían alertas ante cualquier persona que quisiera vincular a su máximo líder político con cualquier antecedente ilegal y criminal. La muerte de Pedro Juan Moreno fue también muy conveniente para Uribe en esta investigación sobre el asesinato del Abogado Valle Jaramillo.

Salida de la Alcaldía de Medellín 

Sobre su retiro de la Alcaldía de Medellín en 1982, por motivos de sus cuestionadas relaciones con Pablo Escobar, Uribe Vélez ha dicho que no lo echaron que renunció. Claro que renunció, pero a raíz de que se le pidió la renuncia, por petición del mismo presidente de la República, en ese entonces el señor  Belisario Betancourt. En este tipo de cargos siempre hay unos protocolos, no se “echa” a nadie, se pide formalmente una renuncia y dejar el cargo a disposición del jefe de turno, en este caso el gobernador que lo había designado. Lo que si no podrá excusar Uribe es su “echada” por la puerta de atrás del directorio Liberal de Antioquia, bajo la dirección de Bernardo Guerra Serna, después del bochornoso incidente de su despedida de la Alcaldía de Medellín.

Luego de su salida de la Alcaldía de Medellín y del Directorio Liberal de Antioquia, Uribe crearía el Sector Democrático Liberal, disidencia liberal en la cual estaría acompañado de su primo Mario Uribe, éste último terminaría en la cárcel por el proceso de la parapolítica. 

Según Francisco Villalba (en testimonios rendidos tanto al Tribunal Superior de Medellín, Sala de Justicia y Paz; como a la Comisión de Investigaciones de la Cámara de Representantes); Mario Uribe habría estado secuestrado por el frente 18 de las FARC en cercanías al Nudo del Paramillo, motivo por el cual Álvaro Uribe habría ordenado “desaparecer” o “borrar”, la población de El Aro en Ituango, acción que lo pondría como el autor intelectual o determinador de la masacre ocurrida en dicho lugar a finales de octubre de 1997.   

Los primeros pasos políticos de Uribe por fuera de las Fronteras de Antioquia y el extraño paralelo de su crecimiento económico y político con el paramilitarismo.

Con el Sector Democrático, Uribe Vélez no sólo conquistaría el poder político de Antioquia, sino que se acercaría a Córdoba, desde la zona norte del Urabá antioqueño, de la mano de un extraño personaje que sin mayor educación y al parecer con una única experiencia política como concejal de Chigorodó, se volvería clave en la carrera política de Uribe: Fidencio Mena, de quien la gente habla como “el mandadero de Uribe”, el único que junto con un tal señor Hernández tendría derecho a interrumpir al entonces presidente Uribe para darle “razones  o mensajes”, estuviera en la reunión que estuviera, así fuera con mandatarios de otros países; según me comentó en al año 2004 una ex empleada de la oficina de discursos presidenciales, y que hoy vive en el extranjero. Fidencio Mena se infiltraría luego en la campaña de Samuel Moreno, Candidato del Polo Democrático Alternativo para la Alcaldía de Bogotá, logrando relacionar a personajes clave de este partido con las actividades ilegales de DMG, caso del indígena Francisco Rojas Birry quien, por inducción de Mena, terminó enredado con DMG a partir de un préstamo para su campaña como personero distrital. Hasta en estas estrategias sucias se percibe la mano negra de Uribe Vélez a través de sus mandaderos.     

Córdoba, la tierra conquistada por Uribe en sus primeros pasos políticos fuera de las fronteras del departamento de Antioquia, fue la tierra donde se incubó el paramilitarismo después de su experiencia piloto en el Magdalena Medio y que tuvo su crecimiento criminal mientras, de manera paralela, crecía  el poder económico y político de Uribe. Sumado pues a los entornos del narcotráfico, el paramilitarismo sería otro de los entornos de criminalidad que ha acompañado a Uribe a lo largo de su carrera política,  cualquier buen juez de la república lo deduciría después de leer investigaciones tan serías como las realizadas por periodistas como Gonzalo Guillen, Sergio Camargo, Daniel Coronell y defensores de Derechos Humanos como Iván Cepeda y Alirio Uribe. 

Sobra decir, que en esta zona –departamento de Córdoba- al igual que en otras zonas de Antioquia y del departamento del Chocó, como en otras del país, Uribe Vélez no sólo alcanzaría el poder político que lo llevaría a la presidencia en el 2002, sino que además un poder económico avasallante y de muy extraña configuración: analizando detenidamente su origen de clase media baja en Medellín, y teniendo en cuenta que la mayor parte de su vida ha fungido como funcionario público –con lo cual se podrían hacer unos breves cálculos sobre sus entradas económicas dados los honorarios asignados a cada uno de sus cargos desempeñados-, no es difícil concluir entonces que Uribe –que siempre se ha negado a presentar sus declaraciones de renta ocultando así la verdadera magnitud del patrimonio que tiene a su nombre (sin contar el que posiblemente tenga a nombre de terceros)-, hace parte de esos clanes familiares emergentes de la clase media (tipo Familia Ochoa), que en los años 80s encontraron un enclave económico en actividades ilegales. Esas familias “nuevas ricas” o clase social emergente con fortunas constituidas desde la ilegalidad están representadas en ese 35% de congresistas, esos más de 100 parapolíticos y en la misma presidencia de Uribe, pues necesitaban lavar los orígenes ilegales de su patrimonio, además de dejar en la mayor impunidad todo el rastro criminal que hay en sus entornos. 

La paz no les conviene, pues es la guerra y las actividades ilegales que se mueven en torno de la guerra (caso del narcotráfico), las que los han hecho poderosos. Por eso le dicen NO a la paz, porque temen que en un proceso de posconflicto una Comisión de la Verdad los va a desenmascarar y a mostrar como los verdaderos victimarios que son; porque temen a la justicia y saben que su castillo de naipes mal habidos se va a derrumbar de una vez y por todas. A eso es a lo que le temen Álvaro Uribe Vélez y el resto de bribones que lo acompañan en su oposición a la paz desde el Centro Demoniaco.

Otros elementos criminales de los entornos de Uribe: Legislen, legislen mientras los meten a la cárcel... (ordenaba Uribe a los criminales y narcopramilitares que tenía como aliados en el Congreso), luego ¿de qué moral política habla este obscuro personaje?...

En el Clan Uribe Vélez, no solo Mario Uribe (el primo), ha estado en la cárcel por actividades criminales: Santiago Uribe Vélez, su hermano, está actualmente recluido en una cárcel por sus presuntos vínculos con el grupo paramilitar los 12 apóstoles. Dolly Cifuentes Villa de Uribe (cuñada) y Ana María (sobrina), esposa e hija de Jaime “el pecoso Uribe”, otro hermano de Álvaro, enfrentan cargos por narcotráfico en estados Unidos. Dolly Cifuentes, integrante del clan Cifuentes Villa, permaneció casada 15 años y tuvo dos hijos con Jaime Alberto Uribe Vélez, hermano del ex presidente. Fue extraditada por narcotráfico a EE.UU., donde se declaró culpable. Durante los ocho años del gobierno de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) no hubo ninguna clase de acción policial ni judicial contra el clan de la cuñada del presidente (http://www.las2orillas.co/cunada-de-alvaro-uribe-extraditada-ee-uu-fue-operaria-del-chapo-guzman/.)

Sobre Jaime “el pecoso Uribe”, también hay versiones sobre andanzas sospechosas en el mundo criminal del paramilitarismo, en el siguiente testimonio de Raúl Emilio Hasbún, alias Pedro Bonito, tan sólo una de esas versiones: “el testigo sí manifestó que le presentaron en 1995 a otro hermano del exmandatario, Jaime Uribe Vélez, más conocido como El Pecoso Uribe. Según relató, los paramilitares alias Merchán y Alfonso Berrío lo recogieron en su oficina de El Poblado, en Medellín, en un carro Toyota verde que venía conduciendo Jaime Uribe. De allí lo llevaron a una reunión con el comandante de las autodefensas Vicente Castaño Gil, alias El Profe(http://www.elespectador.com/noticias/judicial/pedro-bonito-conocio-jaime-uribe-velez-articulo-456778).

De Alberto Uribe Sierra (padre de Álvaro, Jaime y Santiago), ya hemos mencionado sus relaciones con el Clan Ochoa y su captura con fines de extradición en los años 80s. Algunas investigaciones relacionan también a Darío Moreno, el padre de Lina Moreno, con cuestionadas relaciones en el mundo del hampa narcotraficante.; casi un centenar de políticos afectos a Uribe han ido a  la cárcel por la parapolítica, la mayor parte de miembros de su gabinete presidencial están huyendo de la justicia colombiana, otros están encarcelados; así como encarcelados están muchos militares tipo el general Rito Alejo del Río (apodado el carnicero de Urabá y con eso les digo todo), con quien el ex presidente habría tenido fluida comunicación sobre los contubernios entre el paramilitarismo y las fuerzas armadas. 


Tomás y Jerónimo Uribe con un presunto paramilitar. Foto: https://fidelernestovasquez.wordpress.com/2013/05/03/hijos-de-alvaro-uribe-acusados-de-tener-nexos-con-paramilitares/ 
Tampoco los hijos del “señor de las sombras”, Tomas y Jerónimo, se salen de este círculo de relaciones criminales, es así como en el año 2013 el entonces representante ante de la Cámara de Representantes, hoy Senador “Iván Cepeda, entregó a la Fiscalía una grabación que compromete a los hijos del ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe, Tomás y Jerónimo, con paramilitares de la ciudad de Santa Marta (https://fidelernestovasquez.wordpress.com/2013/05/03/hijos-de-alvaro-uribe-acusados-de-tener-nexos-con-paramilitares/); esto sin mencionar sus movidas chuecas y tramposas con el sistema financiero (relaciones con DMG, favoritismo y tráfico de influencias en negocios de zonas francas gracias al poder presidencial de su padre; su fortuna escondida en paraísos fiscales –recordemos el escándalo de los Panamá Papers-…).



Muchos otros elementos que configuran este entorno criminal en que se ha movido Álvaro Uribe Vélez están allí, a la orden de día, y que tendrían que ver con el cómo ha usado su poder político, sobretodo el de su presidencia para inducir a crímenes de lesa humanidad como los denominados “falsos positivos” de los cuales encontraremos suficiente información durante su periodo de gobierno, uno de los periodos donde más violaciones de Derechos Humanos se presentaron el Colombia. Hay que considerar también la responsabilidad de Uribe cabeza del DAS en el criminal capítulo de las denominadas Chuzadas; su plan de sembrar terror para subir la popularidad de su Seguridad Democrática a partir de falsos atentados que pusieron en riesgo la vida de decenas de civiles, durante su primera campaña presidencial; las perversas estrategias de montaje de falsos frentes guerrilleros (con prostitutas y habitantes de la calle) para desmovilizarlos y maquillar su falso proceso de negociación con sus cómplices paramilitares, y, pare de contar porque este espacio es corto y los entornos obscuros que rodean a Uribe Vélez son muchos más, larga la lista en todo caso: Uribe tiene más de 200 investigaciones abiertas en esa instancia inútil y politizada que es la Comisión de Investigaciones de la Cámara de Representantes.  

El próximo año se cumplen 20 años de la masacre de El Aro en Ituango, esperemos que prospere la investigación que desde el Tribunal Superior de Medellín Sala de Justicia y Paz, ha solicitado el Magistrado Ruben Dario Pinilla Cogollo en contra de Álvaro Uribe Vélez; que la justicia por fin nos ayude a entender por qué la criminalidad de la guerra ha sido tan jugosa para algunos, y tan desastrosa para la mayoría de colombianos. Que nos ayude a entender el porqué del NO de Uribe y sus secuaces, entre ellos José Obdulio Gaviria, primo del narcotraficante Pablo Escobar, entre esos otros poderes obscuros que acompañan a Uribe Vélez en el Centro Democrático. He dicho.

Nota de aclaración: Que no se diga que estoy inventando, me curo en salud y aclaro entonces que este artículo tiene como referencia bibliográfica, entre otras las siguientes fuentes: Expedientes varios de los procesos contra Ramiro Vanoy y Francisco Villalba, en el Tribunal Superior de Medellín, Sala de Justica y Paz.  Los libros: Los Jinetes de la Cocaína, de Fabio Castillo; El señor de las Sombras, biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez, de Fernando Garavito y Joseph Contreras; Amando a Pablo, Odiando a Pablo, de Virginia Vallejo; Por las Sendas del Ubérrimo, de Iván Cepeda y Alirio Uribe; El narcotraficante No. 82, de Santiago Camargo V.; El clan de los 12 apóstoles de Olga Behar; Varios artículos de prensa y publicaciones web, entre otros mencionados en el contenido del texto.

Otras entradas:
LOS ÚLTIMOS PASOS DE LAS FARC, COMO GRUPO ARMADO, EN URABÁ. Segunda parte.  https://canal3sistemaenlinea.blogspot.com.co/search?updated-max=2016-09-30T07:31:00-07:00&max-results=7&start=38&by-date=false


DE COMANDANTE A MILITANTE: FABIÁN RAMÍREZ, SEMBLANZA INCONCLUSA DE UN SOÑADOR DE LA PAZ EN COLOMBIA. Nueva entrega de la serie de reportajes y crónicas sobre “los últimos pasos de las FARC  como grupo armado en la región de Urabá”.https://canal3sistemaenlinea.blogspot.com.co/search?updated-max=2017-08-05T17:38:00-07:00&max-results=7&start=21&by-date=false

YO ESTUVE EN UNA ZONA DE PRE AGRUPAMIENTO DE LAS FARC EP, EL DÍA DE LA MUERTE DE FIDEL CASTRO. https://canal3sistemaenlinea.blogspot.com.co/search?updated-max=2016-12-23T10:11:00-08:00&max-results=7&start=27&by-date=false


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Erly, joven guerrillero de base: vida de avatares y violencias que lo arrojaron al campo de la guerra


UNA CRÓNICA DE ANTES DEL SÍ Y DEL NO
https://canal3sistemaenlinea.blogspot.com/2016/12/una-cronica-de-antes-del-si-y-del-no.html


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