domingo, 31 de marzo de 2024

Cultura de Paz: Principio de la Paz que Colombia necesita

 Opinión

Cultura de Paz: Principio de la Paz que Colombia necesita

Por: Luis Carlos Pulgarin Ceballos

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Construir Paz, entonces, nos representa abordar los siguientes compromisos: 1. Detener la guerra, 2. Políticas estructurales, 3. Instaurar una Cultura de Paz.

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En los últimos tiempos, Colombia ha estado inmersa en un debate sobre el tipo de Paz que necesita construir. Cada gobierno de turno ha bautizado de diversas formas su propuesta de trabajo en pro de la paz. Para no hacer mucha historia: con la elección de Gustavo Petro se generó la idea de una Paz Total, aunque dentro de su mismo gobierno, igual, se habla de una Paz Territorial. En algunas instancias de la ciudadanía se habla de Paz Integral, al parecer un recicle de lo que antes llamaron Paz con justicia social; de igual manera, en otros sectores es común escuchar que se habla de una Paz positiva.

 

Los gobiernos del pasado solo han propuesto al país una Paz cuyo principal componente es el desarme de los grupos insurgentes, sin ningún tipo de cambio en el sistema que prevenga nuevos brotes de violencia ante las crecientes insatisfacciones sociales por la abrumadora inequidad económica y la falta de democracia política. Sin negociar “el modelo” diría Juan Manuel Santos, el presidente que negoció, en 2016, lo que viene siendo denominado como “una paz negativa para el país”; cuyas consecuencias las estamos viviendo actualmente: (grupos que amparados en el argumento de la desigualdad social, económica y política, consecuencia del “modelo”, resisten en su temple de rebelión reclamando estatus político -caso del ELN; las disidencias de las extintas FARC, las cuales nunca se plegaron al Acuerdo del 2016 -las EMC FARC, sector de Gentil Duarte, asesinado en 2022, hoy lideradas por Iván Mordisco-, y las que regresaron a las armas abandonando el proceso de Paz después de los llamados entrampamientos al Acuerdo de Paz orquestados desde la Fiscalía de Néstor Humberto Martínez: La Segunda Marquetalia. Esto sin mencionar la delincuencia narcoparamilitar que sigue sembrando el terror a lo largo y ancho del país.   

 

Tal vez, más allá de “bautizar” el tipo de Paz que se quiere construir en determinado periodo de gobierno, para poner “un sello personal”, lo que hay que discutir es el logro de una Paz integral y sostenible.  Y, lograr dicha paz integral y sostenible implica entender que más allá de calmar la furia ciega de los guerreros para que silencien sus fusiles (como nos lo han vendido hasta ahora en su “modelo de paz negativa”), el Estado debe propiciar una política de Bien-Estar y dignidad para toda la población, es decir, como lo entendía Platón: orientar el horizonte de sus ciudadanos y ciudadanas en la conquista plena de la felicidad.

 

Entonces: parar la violencia armada y generar públicas estructurales que garanticen el cumplimiento de las garantías y derechos constitucionales, serían las dos primeras condiciones irrestrictas para empezar a construir paz en el país.

 

Y digo las dos primeras, porque a éstas hay que agregar un tercer componente: sin duda alguna el componente de la voluntad de superar viejos paradigmas que nos han llevado a resolver los conflictos de manera violenta; el que nos permita cambiar la mentalidad que naturaliza la guerra, el que nos aleje de “una paz negativa” y nos acerque a una paz positiva o integral y sostenible: el componente de la Cultura de Paz.

 

Construir Paz, entonces, nos representa abordar los siguientes compromisos:

1. Detener la guerra,

2. Políticas estructurales,

3. Instaurar una Cultura de Paz.

Cumpliendo estos preceptos estaríamos superando los elementos que, a decir de Johan Galtung, están presentes en el ciclo de las violencias: Silenciar los fusiles supera el elemento directo, el de las consecuencias más graves del conflicto armado (las muertes, torturas, violación a los derechos humanos, etc.). Instaurar una Cultura de Paz nos permite superar viejos paradigmas de un elemento cultural que legitima la guerra; y por último, establecer políticas de BienEstar supera ese elemento estructural o de ausencia de garantías de una vida digna para toda la población, en igualdad de condiciones, sin ningún tipo de discriminación o de exclusión.

 

Ante los “desplantes” hechos, por diferentes grupos armados ilegales que no han respetado los compromisos de cese al fuego pactados bilateralmente, y mientras se busca su debilitamiento o derrota por la vía militar, cosa improbable en el corto tiempo, el gobierno debe seguir trabajando arduamente en los componentes de coyuntura estructural y cultural, de la teoría galtuniana: Construir política pública y generar una cultura de paz. Si avanza en estos dos aspectos, logrará por la vía de la acción política lo que difícilmente logre por la fuerza de las armas: deslegitimar el discurso de una subversión amparada en el argumento de la desigualdad social, la inequidad y la ausencia de espacios de participación política. Esto último, a lo mejor, conduzca a que los grupos ilegales, al menos los que argumentan razones políticas para su existencia, entren en razón y por fin, vuelvan a una mesa de negociación con verdadera voluntad de paz.

martes, 19 de marzo de 2024

Cuál Paz quiere el narcotraficante grupo Clan del Golfo

 Apenas ayer, 18  de marzo de 2024, en su visita a la región de Urabá, el señor Presidente Gustavo Petro extendía su mano generosa ofreciendo un diálogo de Paz con el criminal Clan del Golfo; poniendo, como es lógico, unas reglas de juego y unas condiciones políticas y jurídicas. En la noche, al parecer el mismo grupo anunciaba estudiar la propuesta, según se leyó en algunas redes sociales.

Sin embargo, la respuesta contundente del criminal grupo, a la propuesta de Paz, se hizo sentir hoy -19 de marzo- con el asesinato de dos inocentes campesinos (una mujer y su hermano), ambos pertenecientes a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, en el municipio de Apartadó, en el Urabá antioqueño.

Los asesinatos se hicieron en el sector Las Delicias, de la misma Comunidad de Paz; donde el criminal Clan del Golfo irrumpió en las horas de la tarde, siguiendo la tradición paramilitar de no respetar un espacio que desde 1997 se erigió como territorio de Paz, y que desde dicho año hasta la fecha ha costado más de 200 muertos a la comunidad, además de otros crimenes de guerra que se siguen cometiendo en su contra, sin que las autoridades locales y regionales definan una política de protección y prevención a las constantes violaciones de Derechos Humanos evidenciadas en el territorio. Violaciones de Derechos Humanos, donde no dejan de tener presencia miembros de la Fuerza Pública que también serían agresores de la comunidad.


Sin duda alguna, este es un gobierno de Paz. El presidente tiene toda la intención de tender puentes de diálogo con los distintos grupos ilegales, pero este tipo de acciones criminales, demuestran que, ellos, definitivamente prefieren la confrontación con el Estado. Así lo manifiesta también el EMC FARC en el Cauca, grupo que terminó rompiendo el cese al fuego establecido con el gobierno.  

El hecho de que este gobierno sea un gobierno de Paz no quier decir que no deba acudir a la potestad constitucional de usar las armas desde sus Fuerzas Pública para  confrontar militarmente la criminalidad. El mismo Presidente lo advertía, o aceptan negociar sin vernos la cara de pendejos, en un diálogo real donde abandonen todo tipo de criminalidad o los acabamos por la vía militar.

Es hora señor presidente de la mano dura. Hay que desarticular el poder criminal de estas estructuras que se empecinan en mantener la barbarie en el país. Lo acompañamos en su propósito de Paz, pero también en la potestad que tiene para enfrentar a quienes cobran tantas vidas inocentes.

En el caso de los sucesos de Apartadó se hacen necesarias varias acciones además de las confrontaciones militares:

1. Investigar la responsabilidad de las autoridades locales, que al parecer sabiendo la situación de la Comunidad de Paz, no toma medidas de seguridad y protección.

2. Investigar la responsabilidad que en estos crimenes tiene le señor César Jaramillo, quien ha llegado al territorio a generar discordía, me relatan fuentes que mantendré en reserva por seguridad, que hace apología al paramilitarismo, en un claro desafio a la comunidad de paz y poniendo en contra de la Comunidad a algunos líderes de la vereda La Esperanza. 

3, Desarticular las redes de testaferrato que en los municipios del eje bananero tiene el Clan del Golfo, para debilitar su economía. No solo algunas pandillas de jóvenes le hacen mandados a este grupo, también hay gente prestante, gente "bien" que lava dineros del negocio del narcotráfico de este clan asesino. 

4. Desmantelar laboratorios de coca que sigue teniendo el Clan en los territorios fronterizos de Antioquia y Chocó, incluso laboratorios de fentanilo parecen tener en el territorio selvático chocoano.

Señor Presidente, le repito, somos un gobierno de Paz, y lo acompañamos en la construcción de Paz cuando los grupos ilegales tengan la nobleza de sentanrse en una mesa de diálogo con sinceridad y pensando en el bienertar del país. Pero también lo acompañamos a la hora de ponerse firme y enfrentar militarmente la amenaza que representan quienes no quieren dejar el crimen por las buenas. Hay que actuar contra el clan del Golfo, con la misma firmeza que se empezará a actuar contra el EMC FARC, ya. Colombia lo sabrá comprender.