Invitado
Vivimos en un país ideológicamente feudal y fascista, al punto que los columnistas de prensa, supuestamente de avanzada, rara vez dan pie con bola, para no quedar mal con la opinión pública que no es la nuestra sino la de ellos. Pocas veces dicen la verdad completa, se quedan en el chiste intelectual, en la salida fácil, en la prosa de impacto, en las relaciones graciosas de realidades distintas, y siempre, salvo una que otra excepción que confirma la regla, desconociendo al otro político, a mí, a usted, a los que le hemos apostado desde nuestra juventud a un país abierto y que exponemos a diario nuestras vidas en las calles y que sentimos que en Colombia no hay la democracia que ellos sienten, como si hubiera dos tipos de democracia. ¿Transparencia electoral en Colombia, de cuándo aquí han dicho eso los investigadores y los historiadores? Nunca la ha habido, ni en 1970, ni en 1974, ni en 1978, ni en 1982, ni en 1986, ni en 1990, ni en las intermedias, y nada de ello cambió con la Constitución de 1991. La reelección de Uribe nunca fue legítima, él robó (su DAS) 300 mil votos en el Magdalena para no tener que ir a una segunda vuelta. Eso lo sabe Uribe, eso lo sabe Santos, eso lo sabe Pastrana, eso lo sabe Gaviria, eso lo sabe Germán Vargas, eso lo saben todos. En el libro ChuzaDAS, escrito por el periodista Julián Martínez y prologado por Ramiro Bejarano, de reciente aparición, en el primer capítulo se explica muy bien cómo se roban fácil 300 mil votos electrónicos sin que nadie se dé cuenta ni diga nada. Los columnistas de prensa saben eso y se hacen los bobos, saltan al 2 sin pasar por el 1. Y callan, tragan, lo grave es eso, que callan y tragan. ¿De cuándo acá han cambiado las cosas o se ha reformado la Registraduría e investigado a los responsables de esa farsa electoral uribista que bastante bien conoce la llamada opinión pública? Santos hizo el plebiscito con el único propósito de posicionar el No y permitir que Uribe entrara de nuevo en la jugada porque él (Uribe) nunca dirá la verdad de sus crímenes, ni de las AUC ni de Los doce apóstoles, ni siquiera ante una Corte Penal Internacional. Y Santos sabe eso porque él tampoco contará nunca la verdad de los falsos positivos. Lo que hacen, lo que hicieron Uribe y Santos (y Pastrana) es una encerrona a la insurgencia y al pueblo que ella representa (una parte considerable de la población colombiana). Ya el 10% de la violencia atroz en Colombia reconoció sus culpas y pidió perdón y va a (o quiere) responder por lo hecho. Falta la verdad de las culpas atroces del Eln y, sobre todo, falta la verdad del otro 85% de los crímenes atroces en Colombia, es decir, los crímenes de Estado. Sobre todo los crímenes de Uribe, la cabeza más visible de la barbarie paramilitar. ¿Por qué los periodistas de opinión nos quieren hacer pasar estas elecciones del plebiscito como las únicas transparentes en Colombia cuando existe un documento tan reciente y documentado de farsa electoral y que hasta ahora nadie ha negado e incluso hay funcionarios del DAS detenidos por ello entre otros crímenes que cometieron? Porque esos columnistas sólo se ocupan de la estética y de la gloria personal de librepensadores sin responsabilidad y de nada más. Son conciencias de las que siempre hay que dudar porque se aprovechan de la ignorancia de la gente. La hipótesis es esta: 1) Al ir a ser abrumador el Sí en Colombia fabricaron el No de antemano, con un 50-50 (menos un voto o algo así) para darse total legitimidad e imponer el lenguaje: "Ganó el No". El que escruta elige, lo dijo Camilo; y 2) Santos, Uribe y Pastrana son lo mismo, una trilogía del crimen para cerrar cualquier posibilidad de cambio sincero en Colombia. Si así es, como creo, estamos siendo testigos de un nuevo fraude electoral, peor que el del 70, porque esta vez es para seguir decididamente matando pobres y poder gobernar a lo rico, en las mieles del feudalismo y del fascismo. Caracol y Rcn lo que hacen es coordinar fase a fase este nuevo robo a la conciencia e inocencia ciudadana, y la comunidad internacional, en general, son precisamente los amigos de Santos, de Uribe y de Pastrana. Que alguien me demuestra que las elecciones en Colombia son transparentes.
Juan Gil (1959). Escritor y corrector de estilo. Reside en Medellín, Antioquia. Varios libros publicados, entre ellos:
-Diálogos de la Eterna Primavera . 1992. 37 diálogos, que muestran a una Medellín sometida a un poder bárbaro.
-Diccionario triste (1998). 100 relatos (bastante poéticos), donde se profundiza el primer libro.
-El Valle de los Perros Mudos (2000). Es un relato corto, una descripción y una ficción sobre el Valle de Aburrá poco antes de la llegada de los españoles en 1541.
-Dos Cuentos (2002). “Un beso de amor eterno”, que narra el absurdo de una manifestación de muertos; y “Un beso de amor eterno”, que trata del ser y la nada (del amor). Dos cuentos metafísicos, que pululan pura física.
-Colección Memoria (2007). 10 cuadernos, 14 relatos, donde se afianza la preocupación por ficcionar (o muchas veces, rescatar directamente de la realidad) el ambiente y los acontecimientos trágicos de la generosa generación del 59.
-El Difícil Cuento de la Educación de Mateo Falcone (2009). 18 relatos. En toda medida, la continuación de Colección Memoria.
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