OPINIÓN.
Elecciones 2018 ¿Hay con
quién?
GUSTAVO PETRO ¿Es el gallo presidencial?
Durante las próximas semanas, Canal 3 sistema en línea hará un breve análisis de cada uno de los
candidatos y candidatas presidenciales, el cual ya habríamos empezado unas
semanas atrás con una reseña del candidato Fajardo (leer: Quién es Fajardo en:
Se
propone esta serie de artículos de opinión para el debate y para que “el dios
en que quieran creer los colombianos y colombianas” los coja confesados a la
hora de elegir el próximo verdugo que habitará en la Casa de Nariño.
GUSTAVO PETRO ¿Es el gallo presidencial?.
Por: Luis Carlos Pulgarín Ceballos.
Foto: Alcaldía Bogotá Humana, bajada de internet.
En
el pasado, Petro lució como uno de los mejores congresistas del país, destapando no
sólo ollas podridas en corrupción, sino que también denunciando la criminalidad
del establecimiento paramilitar. Pero, No olviden que por cálculo burocrático
ayudó a elegir al santo varón inquisidor Ordoñez como Procurador, a cambio de
puestos, y a Santos lo ayudó a reelegir no sólo por la paz; también pidió cuota
ministerial, es decir burocracia (según reciente trino de Aurelio Suárez). Su administración de la Bogotá Humana tuvo
muchos reveces, muchos de éstos por su falta de experiencia gerencial y sobre todo
por su no saber trabajar en equipo, también por no contar con un partido que lo
respaldara con estructura, esto último lo llevó a nombrar mucho paracaidista
que se dijo “progresista” pero que en realidad su proyecto estaba muy distante
del generosos Plan de Desarrollo de la Bogotá Humana que el mismo Petro había
diseñado.
Lo otro es que desestimó liderazgos que bien lo habrían
podido ayudar a salvar las necesarias relaciones con el Concejo Distrital, tal es el caso
de Antonio Navarro que terminó renunciándole a la Secretaría de Gobierno; aquí
el análisis es que los egos de Petro no soportaron que Navarro cobrara
protagonismo nacional desde su cargo en el Distrito y se le adelantara en una
carrera presidencial tan ambicionada por él. Terminó entonces sacrificando la
ciudad por sus ambiciones, espantando a Navarro y otros funcionarios claves que
prefirieron renunciarle a soportar su ímpetu personalista.
Su alcaldía brilló por la burocracia oenegera. Muchos
directivos de antiguas ONGs saltaron a los cargos públicos a manera de
salvación económica debido a la disminución de los recursos internacionales que
en los 80s y 90s los mantuvieron y que entonces, les permitía ser y propagar
una cultura anti electorera, abstencionista y rechazar las estructuras oficiales
o de Estado como autoridad, es decir eran antigubernamentales; la crisis de
financiación de su proyectos “independientes y alternativos”, los llevó a
buscarse otras formas de financiación que les permitiera el confort al cual se
acostumbraron gracias a la “solidaridad” internacional, metiéndose en estas
estructuras gubernamentales y clientelistas que tanto rechazaban.
Salvo las críticas al secretario de Desarrollo Económico,
Carlos Simancas, de quién se rumora no es una perita en dulce y podría haber
hecho algunos negocitos personales a través de una funcionaria muy íntima suya,
en este caso Sonía Velosa (sin que hasta el momento se les pueda acusar
oficialmente de nada); salvo también los rumores de una supuesta negociación (fallida
por cierto) de transportes públicos con electricidad que dejaría muy buenos
réditos al Alcalde, además de su supuesta actitud de favorecer a familiares de
su esposa en decisiones administrativas de distrito, la administración de
Gustavo Petro no se puede señalar como una administración corrupta y criminal,
como sí sucede con la administración de Peñalosa. Es más, sino fuera por las debilidades de su equipo de trabajo y por las mismas
debilidades gerenciales del señor Petro, el Plan de Desarrollo de la Bogotá Humana habría sido uno de los mejores Planes de Desarrollo -sino el mejor- que se haya podido construir en algún
gobierno distrital e incluso nacional.
Ahora bien, ¿por qué Petro no desarrolló
tan noble Plan de Desarrollo de la Bogotá Humana? Todos sabemos que dicho Plan no se pudo desarrollar
durante su gobierno, no sólo por las causas y debilidades de su forma de
gobernar, ya enunciadas en anteriores líneas, sino que también se debió, en
primera instancia a la brevedad del periodo de gobierno (cuatro años es insuficiente
para cambiar la estructura maniquea que han construido durante décadas los
corruptos gobiernos de Bogotá). Y lo otro es la persecución sistemática y casi
que criminal que emprendieron los corruptos gremios –económicos y políticos-
contra el burgomaestre –y aquí el Santo Varón Inquisidor de la Procuraduría Ordoñez
le mal pagó el voto de su elección convirtiéndose en su principal verdugo-, cuando Petro empezó a darle la vuelta a las
formas contractuales de los principales proyectos económicos y de servicios
públicos distritales, sacando mafias privadas de éstos contratos y favoreciendo sectores
tradicionalmente excluidos, caso de la política en el manejo de basuras que por
primera vez puso en la línea protagónica, proyectándolos como emprendedores con
dignidad a los recicladores de la ciudad. Caso también de su propuesta de
vivienda con interés social que llegó a desafiar los imaginarios de las clases
elitistas del país, que se han dedicado a construir casas para pobres en el
sur, para mantenerlos alejados de su preciado norte, hablando de la necesidad de
integrar entre las bellas mansiones de las clases ricas bogotanas las casas de
la vecindad popular para superar la segregación clasista.
Bueno, hasta aquí este corto análisis del candidato Petro,
en la próxima entrega, hablaremos de otro candidato o candidata, y así hasta
hacer una reseña de cada uno de los aspirantes a sentarse en la silla
presidencial. Nos pica la lengua, ustedes deciden quién tiene menos pecados.